Recordado Joaquín:
Como has estado? Hace tanto que no sé de ti. Sabes muy bien que por estos días muchos piensan en el mejor regalo a comprar o a donde se irá a almorzar. Creo que yo después de tantos años me queda una vez más regalarte sólo unas palabras más. A veces te lloro en silencio y otras te lloro a gritos, aunque siempre con el mismo mensaje: Te extraño tanto.
Como sabes han sido muchas las veces que te he pedido desde muy dentro que regreses aquí. Sé que es ilógico a veces pensar en eso pero ha sido tu ausencia mi más grande tristeza. ¿Recuerdas cuando te esperaba en casa a que llegaras del trabajo? Eran tiempos hermosos saber que siempre ibas a entrar por esa puerta que un día vi cerrarse sin saber porque.
Te confieso que ha sido hasta hace poco que dejé de reprocharte tu partida, y es que siempre dijiste que te ibas a ir pero jamás dijiste que lo ibas a hacer sin nosotras. Sabes lo difícil que ha sido eso, lo duro que fue vivir sin ti todos estos años. No importa, a estas alturas mi razón entiende que tú también sufriste tu partida y que no fuiste tú, que hubo alguien más que así como yo te quiso con él para siempre.
Hay días en los que cierro los ojos y te encuentro en mis sueños, como aquel último en el que así como tu partida no tuve la oportunidad de despedirme de ti, fue la última vez que pude verte cerca de mi. Nuevamente cierro los ojos y bailo para ti, te dedico todas las ocasiones en que los niños le dedican cosas a sus padres y que yo sin embargo me las guardé para cerrar los ojos y verte bailar conmigo.
Han cambiado tantas cosas desde que no estás aquí. Mamá es nuevamente feliz, quiza doblemente feliz, por ella y por nosotras. Debo decirte que nunca la vi rendirse ante tanta soledad, ni llorar siquiera por que tu no estabas. Supongo sí, que lo hizo a escondidas esperando que ni Marcia ni yo nos demos cuenta que también sufrió tu ida. Por otro lado Marcia está preciosa, es como siempre digo, tu fiel retrato en todo sentido también tiene como tú un corazón valioso y esa sonrisa tierna que tú me regalabas cada mañana.
Y es que te extraño tanto papá, mi corazón se llena de nostalgia siempre que pienso en ti y me lleno de rabia contra la vida porque nos quito sin motivo la oportunidad de tenerte con nosotras. Sin embargo, quiero que sepas que guardo la firme promesa conmigo de que el día que tenga un niño Joaquín se llamará, con la esperanza desesperada de que así como tú tenga el alma noble.
Para terminar quiero recordarte que te quiero desde siempre y que cada vez que tengo miedo recuerdo lo bien que me hacía sentarme en tus piernas en ese momento. Te escucho diciendome que no debo tener miedo, que todo pasará. Y es que te has ido papá, de este mundo más no del mío.
Tu hija, que te quiere y extraña perderse en tu mirada.